
Recuerdo cuando unos vecinos dijeron a mis padres que si su hijo llamaba y les pedía dinero que no se lo diesen. Era una familia estupenda que sin saber cómo se vio sacudida por el problema de la droga. Sufrieron mucho, este chico estupendo de pronto siempre estaba con esa mirada perdida que tan bien describen en Cuéntame y físicamente demacrado… Era amable hasta decir basta, cuando era él mismo, porque la droga te cambia. Otro de los momentos que recuerdo es ver encabezar a esos padres las manifestaciones gritando un desgarrador “No a la droga”.