11 de febrero de 2016

REPORTAJE-ENTREVISTA IMANOL ARIAS "LA BODEGA Y EL SUEÑO DE ANTONIO"


Laura Sánchez Miguel
Este año Cuéntame está volcado en las raíces de los Alcántara. Antonio quiere cumplir el sueño de sacar la bodega adelante junto a su familia. Desde el blog vamos a tratar de profundizar en esta lucha de Alcántara y para ello contamos con la ayuda de su protagonista, Imanol Arias, quien nos explicará con detalle el amor de su personaje por su vino y su tierra, su conflicto con el pasado y su visión de futuro. Todo tiene sentido.  Nadie mejor que él para contarnos ya que lo vive con auténtica pasión. El lugar no ha podido ser más idílico, nos desplazamos a la mismísima bodega, ahora llamada “Alcántara Fernández e Hijos”. Nos llenamos de su luz y su belleza. Pasear entre sus olivos y viñedos es como respirar bien hondo.  Todo ello nos lleva a entender el por qué merece tanto la pena entregarse a ella.

RODAR EN FINCA LORANQUE
Llegamos a Finca Loranque, a las afueras de Bargas, Toledo,  y  somos recibidos con los brazos abiertos por Lorenzo Ginés, su responsable de comunicación. Nos acompaña Cristina Lago, jefa de prensa y un encanto que también  nos da detalles y nos cuenta que el equipo estaba avisado de riesgo de lluvia. Al final tuvimos suerte e hizo un tiempo estupendo, lo que permitió disfrutar aún más del maravilloso paisaje. Nos contaron que había llegado el otoño casi de golpe y el viñedo había cambiado repentinamente de color dorando sus hojas dándole otro tipo de encanto. 

El equipo parecía desaparecido, pero ni mucho menos, se encontraban alejados, más allá de los viñedos. Allí estaban rodando Ricardo Gómez y Manuel Dios y el capítulo se corresponde al 297 llamado “Territorios”. Parecían un oasis en medio del campo, con los camiones, las cámaras,  los micros  y alrededor todo siembra y un espantapájaros. Vimos rodar unos pocos planos de ellos corriendo. La trama desarrollaba que Carlos estaba ayudando a Luis a salir de las drogas y se encontraba con Julia, Claudia Traisac.  

Es un lugar perfecto para rodar. Loranque aporta infinitas posibilidades para la serie como son  el paisaje, los olivos, las viñas, la bodega y una casona fantástica llena de rincones que  sirven para recrear multitud de decorados. Además de ello confiere mucha antigüedad, data del siglo XVIII y está situada en pleno corazón manchego toledano.  Sus dueños están encantados de que vayan a rodar, para ellos supone darse a conocer y vivir una experiencia muy bonita con el equipo aportando mucho a los rodajes.  Imanol nos habla de esta magnífica relación con los que ya son sus amigos.


BLOGCUÉNTAME  Imanol, ¿para ti qué significa venir a Finca Loranque a rodar? Es un lugar realmente precioso.
IMANOL ARIAS: Es el sitio ideal para desarrollar esta trama que tiene mucho que ver con donde se ha desarrollado el negocio familiar. Es como el ascenso de la familia a tomar posesión de la tierra y el descubrimiento de su padre. Era difícil encontrar un sitio que tuviera unas condiciones tan adecuadas.  

Da mucha impresión de verdad  fuera de la pantalla, se respira amor por la tierra y el vino.
La familia de la  bodega tiene un cuidado muy especial por ella. Transmite una buenísima  sensación. Aquí se toma y se está en contacto con el vino. Las cubas son reales y las palabras también. Aquí hay gente apasionada que está al cien por cien con el vino.  El equipo hace un gran esfuerzo, Tote Trenas hace una labor inmensa con la luz y la fotografía. Es un lugar que nos exige más. Cuando a veces la escena es muy simple, casi nos quejamos porque es una localización  tan buena que te pide contar más cosas.

Los dueños de la bodega se vuelcan con vosotros y viceversa. Se nota en el ambiente y en el recibimiento, yo estoy muy agradecida también por tanto cariño. ¿Os sentís arropados?
Son un encanto. Creo que la serie ha hecho un matrimonio muy interesante con ellos, con su amor al vino y su conocimiento. Cuando venimos, ellos viven con nosotros, sacrifican sus cosas y nosotros  tratamos de dar al ámbito de la bodega en la familia y en la serie toda la importancia, la belleza y el misterio que tiene.  Es muy importante. Fíjate, si hubiera que poner un final, a Antonio le gustaría que fuera en estas instalaciones. Se ha convertido en el sueño de su vida. 

A continuación,  lo primero que hacemos  es dar un paseo por la mítica bodega  bicentenaria. Está declarada como Bien de Interés Cultural, posee unas 700 barricas de roble francés, húngaro y americano de diferentes capacidades y tostados. Una auténtica joya de arquitectura mudéjar toledana. De inmediato se te vienen mil escenas a la cabeza.  Lorenzo nos hace de Cicerone y nos cuenta entre risas cómo sus amigos bromeaban con que casi Mauro se la quema esta última temporada y que él les calmaba diciendo que era agua lo que se derramaba sobre los barriles. Descubrimos que en la parte de detrás detrás hay una instalación más moderna de tratamiento del vino que todavía la serie no quiere enseñar pero que Imanol tiene la esperanza que puedan hacerlo algún día. Eso significaría que van bien las cosas para Antonio. 


También visitamos algunos patios interiores de la casa en los que la serie ha rodado diversos momentos. Lorenzo  recuerda con emoción aquella escena rodada con Fernando Guillén, ya muy mayor, fue su última aparición en televisión,  y en ella, tanto Juan Echanove,  como Imanol y todo los que estaban allí, se emocionaron profundamente.  En el recorrido nos cruzamos con parte del equipo de atrezzo trabajando en otros decorados, como la puerta de la casa de Paquita,  una tienda y las habitaciones de los jornaleros llena de los aperos de labranza. Todo cuidado al máximo detalle.


LA HERENCIA DE ANTONIO ALCÁNTARA Y EL CONFLICTO CON SU PASADO
Ahora sí, nos vamos a las puertas de la bodega.  Se rueda una pequeña secuencia con Imanol, Ricardo y Manu en la que Antonio deja a cargo a su Heredero de todo mientras él, todo motivado, se va con el  Citroën cargadísimo de cajas de vino a intentar distribuirlas. La escena es curiosa por tener que mover el coche una y otra vez y ver a los actores ensayar.  Imanol insiste en aportar al diálogo una broma sobre fútbol de aquellos años y también ensaya con su hijo un abrazo bajo la atenta dirección del bueno de Moisés Ramos.  A la vez, Manu Dios se mete mucho en su papel de drogata, todavía muy hecho polvo. Era muy simpático verle salir del personaje y llenarse de energía y de una sonrisa estupenda. No tardan mucho en rodarla. El ver la buena sintonía entre padre e hijo y las ganas de hacer las cosas bien por la bodega nos lleva a preguntar a Imanol.


Esta temporada va sobre heredar, sobre cumplir un sueño, pero Antonio quiere que este sea de todos, trayendo a la familia a sus orígenes, ¿es así?
Al final tengo unas dudas tremendas porque Antonio  quiere estar con sus hijos pero mandando. El concepto “voy a compartir con mis vástagos” no lo tiene del todo claro. Creo que todo se va a ir derivando en la poca capacidad que tiene  de compartir.  Casi todo el año se trata de las dificultades y los conflictos que tienen que ver con sus hijos. Entre gestionar su vida, sus propios problemas y cumplir el sueño de todos, con la dificultad de  que nadie lo ve igual que él.  Se decía, como símbolo, que la mesa del comedor iba a ser el consejo de administración. Algo terrorífico,  porque hay muchos intereses y diferentes anhelos entre ellos.

Los hijos y Antonio entonces se van replantear el concepto de heredar. Ahora el cartel de la bodega es “Alcántara Fernández e Hijos”, lo segundo en pequeño pero queda claro que es asunto de todos.
Heredar es dar un testigo pero no esperar lo que te corresponde. Sin embargo, Antonio considera lo contrario, que los hijos tienen que esperar tranquilamente. Cuando propone la idea, en ellos se arma un revuelo. Al principio no querían  involucrarse, pero no porque fuesen diferentes, ni por egoísmo, sino porque están viviendo la vida a su manera.  Pero al final se lo replantean y dicen, “o esto lo arreglamos para heredarlo poniéndonos cada uno en nuestro sitio, o no sale”.

Para Alcántara también este sueño tiene que ver  con vengar su pasado. Encontró los restos de su padre en la misma  puerta de la bodega hace unas temporadas. Todo esto parece que es una losa para él, como que tiene ganar una guerra. ¿Nos puedes contar cómo entiendes tú  este conflicto?
A Antonio le dificulta que el vino se le mezcla con la historia de su padre, su asesinato, la historia del robo de su familia, la identidad de Miguel, que para colmo es hermano de Mauro. Se le junta todo y por ello lucha para tener estas viñas viejas. Todo esto hace que sea más facha en cuanto a la tierra y en cuanto cualquier atisbo de progresismo que tenga que ver con ella. No lo puede evitar, es suya. Está quebrado en este aspecto, por eso con la bodega se empecina y se enfada tanto.


¿La ayuda de su familia le va a hacer no perderse?
Ayer en una escena se decía una frase de que Mauro es de ese tipo de gente que quiere que le devuelvan lo que les pertenece  y tenerlo todo. Este año también trata de que un hombre solo, en este caso Antonio, no puede contra esa manera de pensar tan competitiva y egoísta. La ayuda de sus hijos y su mujer le hace ver más allá.  Merche es la única que se da cuenta de que hay algo en  Antonio que no funciona y que no se plantea la batalla adecuadamente. Por eso, si no es por su familia, llegar al final del camino no le será posible.

Tendrá entonces que producirse un cambio en él ya que le desgasta mucho pensar siempre en esta revancha y en el caciquismo de Maurín.
Si Antonio se planteara bien su vida no entraría en esta pelea. Él piensa que alguien de la familia va a ser un bodeguero que le va a honrar y que finalmente se va a cerrar un capítulo importante de que los que siempre les han ganado no ganen. Sin embargo, los Alcántara tampoco van a necesitar sentirse vencedores. Los hijos le ayudarán en eso. Pretenderán, incluso, una relación con los enemigos  más normal en la que sea posible que algunas ideas de la familia contraria  puedan ser sostenidas. 
ESCENA

LA CRUZ DE LORANQUE Y  SAGRILLAS. 
La última escena que vimos rodar tenía mucho que ver con todo esto que nos cuenta Imanol.  La llamaban  “La Meada” y yo me extrañaba por el título pero  me insistían en que me quedara a verla porque la localización era preciosa. ¡Cuanta razón! Era una panorámica estupenda de todo el viñedo con la casona de fondo y, desde otra perspectiva, se podía observar a lo lejos una cruz de granito de casi cuatro metros presidiendo todo el paraje. Lorenzo nos cuenta orgulloso que  La Cruz de Loranque tiene una historia detrás.

Según relatan los mayores, el conde de Floridablanca la erigió en honor a su sobrino, fallecido durante una cacería tras un disparo desafortunado. Imanol, al oír la historia, inmediatamente se le ocurrió la idea de relacionarlo con la muerte del padre de Antonio y con que sus restos descansasen allí en la finca.  De ahí también sugirió que el vino que tiene se debía de llamar “La Cruz de Sagrillas” para  honrar su memoria y, de paso, hacer un guiño al vino que producen en la propia bodega llamado “La Cruz”. Todo un homenaje que desde la bodega les agradecen de corazón.

EL VINO DE ANTONIO,  EL VALOR DE LA UVA Y LA TIERRA
La secuencia trataba de que Antonio y Carlos hicieran sus necesidades en los viñedos  y compartieran unas confidencias padre hijo contemplando todo su territorio. Antonio, orgulloso, se paseaba con él echándole el brazo en el hombro, disfrutando de lo que están intentando construir juntos. "Me siento más Alcántara que nunca", decía el Heredero. Imanol y Ricardo son una delicia y muy cómplices rodando, no faltaban las risas con las perillas que los de atrezzo tenían que rellenar con mosto. El equipo trabajaba mucho para obtener la mejor fotografía  y  luz. ¡Qué suerte de verdad que no lloviera!

Esta escena te lleva pensar en que aparte de la  lucha de Antonio por la bodega y su conflicto con Mauro, también  existe un vínculo muy fuerte con la tierra y con las uvas que tiene. Eso tenemos que conocerlo en profundidad e Imanol es el experto indiscutible ya que aporta detalles de mucho valor a la trama.

El vino de los anhelos de Antonio se llamará Milano, como no podía ser de otra manera. Cuéntanos,  ¿en qué se diferenciará con el vino Cruz de Sagrillas?
La Cruz es un vino de mesa joven que no tiene maduración en barricas de madera de roble francés.  Milano será un vino reserva salido con 18 o 26 meses de maduración, lo que le otorgará más sabor y  equilibrio en sus taninos. En definitiva, es lo mejor  que sería capaz de producir la bodega y e incluso podría llegar a 50.000 unidades por añada. Eso para él es lo máximo.

¿Y cómo es la uva de Antonio?
El vino de momento  está hecho con una uva  que se da en la región de Murcia y Albacete que se llama Monastrelll. Es una de origen Mediterráneo, nacida en España y  muy conocida fuera. Hace  unos vinos muy carnosos porque recibe mucho sol. Antonio tiene esa uva de las fincas que tenía de su madre,  más las que  aportó su anterior socio, el Bragazas.

Esta uva entonces es autóctona, de su Sagrillas, por tanto, para él eso es muy importante, ¿le suma valor a lo que está haciendo?
Cuando Antonio va a París ve que la uva que tiene es conocida.  Por tanto, va a recuperar las uvas de su madre como si estas se hubieran marchado  por el mundo y volvieran en los ochenta llenas de poderío. En definitiva, para Antonio tener la bodega no es solo el negocio, es seguir venciendo la batalla con su historia y con el valor que tiene su tierra. Para él será volver a recuperar las viñas que ya le costaron desde el principio un disgusto.


Hay que reconocer a Antonio que ha tenido muy buena visión de futuro en el negocio.
Tiene razón en que las uvas son buenas. A pesar de que la experiencia con Paz fue terrible para él en su vida, en ese periodo  tuvo conversaciones, viajó mucho y vio que el vino que tenía se podía mejorar. Nuestro Alcántara  flaquea en muchas cosas, pero es un tío con la oreja bien abierta y con un gran espíritu emprendedor. 

Como curiosidad, para familiarizaros con el mundo del vino, ¿os habéis documentado de alguna manera? He oído algo de un libro...
Sí, hay un cómic maravilloso que se llama “Los Ignorantes” de Étienne Davodeau,  que trata de un dibujante  que pasó un año entero con  viejo bodeguero de vino Chenin. Ambos compartían su visión y conocimientos de sus mundos. Se lo comenté a los guionistas y compraron varios ejemplares. Esto les sirvió para darles lenguaje. Es fantástico, dice cosas como que “hacer buen vino es cuestión de ética”.

Ya para acabar, decirte que es un placer oírte hablar de este tema. Tu aportación a la trama es inmensa y se ve que te encanta. De hecho me ha llamado la atención verte  sugerir una etiqueta para el nuevo vino Milano. ¿Hasta ese punto te implicas?
En la historia del vino, como estoy en el sector, intento aportar aspectos como cosas visuales, sensibilidades y detalles de mi experiencia. Carlos Canut, Damián en la serie, también aporta mucho. Se intenta por mi parte que la relación de Cuéntame  y el vino sea buena, verdadera, que no se digan incongruencias, sobre todo en cuanto al trasfondo de los precios y tratar de que todo tenga sentido para el telespectador.


Llegamos al final del rodaje y es el momento de decir adiós al equipo, que continúa grabando.  Sobre todo toca dar las gracias, porque como siempre, este blog se ha sentido uno más entre ellos.  Ha sido muy bonito conocer esta parte de la vida de los Alcántara y profundizar en el sueño de Antonio, viajar a su bodega del alma y perderme en su paraíso. Me despido de todos y  también con un abrazo del amigo Lorenzo,  que nos ha mostrado  lo orgulloso que está de que vengan estos loquitos maravillosos de la televisión a revolucionarlo todo en sus vidas.  También  hay que decirle gracias y hasta pronto a Imanol, o Manu, como le llamamos en rodaje. Se va muy contento por habernos transmitido está pasión que vive ahora su Antonio a la que procura aportar con ilusión y generosidad todo lo que puede. 

Después de este día te queda la sensación de haber aprendido mucho, de conocer el mimo con que la serie cuida las tramas y también surge el deseo de  que ojalá Antonio consiga vender su vino Milano y jubilarse con Merche tranquilamente a contemplar sus viñedos. Se lo merece, ya solo sea por la fe que le pone.  Su sueño lo hace nuestro y el lugar, amigos, no podía ser mejor.









Dedicado a Manu, Cristina, Lorenzo y equipo. Siempre gracias.

Fotos: Laura Sánchez Miguel
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Web Finca Loranque

CAPÍTULO 297 "TERRITORIOS"



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