Los Alcántara se nos desperdigan en este capítulo. Inés está Mallorca trabajando y Toni les manda una carta desde Londres con su pequeño. Por su
parte, Antonio pone rumbo a San Genaro para controlar el negocio, cosa que su
Milano no lleva nada bien y a nosotros
siempre nos resulta raro verles separados por lo que pueda ocurrir, es
decir, deseamos más que Merche que Antonio se deje de naranjas y regrese. Si se mira
por otro lado, luego compensa verles
reencontrarse: “Cuanto te he echado de menos Milano, a mí me pasa como a los boleros, te extraño, te extraño, te extraño…” le dice Antonio.
Cada vez más se están dando cuenta que el barrio les tira
más, irónicamente es Antonio el que regresa cuando es Merche la que realmente se aburre en el pueblo. Las habladurías de las cotillas añaden una gota más al vaso. Harta de las malas lenguas,
pone a todas en su sitio en cuanto se entera de los rumores y de paso recupera el altar para su madre. Y es que
cuidado, Merche es mucha Merche, y no va a consentir que se haga daño a su
madre. “Pobre de vosotras como no hagáis un donativo”. En cambio Herminia, ajena a todo, estaba más preocupada por otras
cosas, una vez más, nos ha vuelto a dar una lección de humildad.