27 de mayo de 2014

CAP 269 EL PERDÓN DEL HEREDERO

Escena
Madurar nadie dijo que fuera sencillo, Carlos se da cuenta de ello cuando aprende que todos cometemos errores y que en determinados casos no tenemos derecho a juzgar. Hay que saber valorar lo que uno tiene con sus pros y sus contras. Especialmente si es tu padre, que te adora más que nada en el mundo, quien falla y se equivoca. Se entiende al Heredero, se le desmoronó el castillo, “pensé que eran lo único sólido que tenía en el mundo y por un caprichito…”, decía sobre sus padres.  Le dolió el daño hecho a su madre, pero ella misma le pide que sea sensato. Todos le aconsejan y supo reaccionar. Tiene razón su tío cuando le dice que los buenos escritores se hacen preguntas de por qué pasan las cosas. No, no podíamos perdernos la gran química y verdad entre padre e hijo, entre Imanol  y Ricardo. El paseo en moto mereció el disgusto, ahora es Carlos quien le lleva a hombros.



Para Antonio fue un alivio lograr este perdón de su hijo pequeño y también se supo disculpar, esta franqueza es algo que  el muchacho valora mucho de su padre. Sin embargo, a pesar de todo,  Antonio sigue mal ,anduvo todo el capítulo taciturno, de capa caída. Tras el accidente con Paz, la soledad le carcome, se da cuenta de quién es la única en su vida, "Yo sólo he querido a Merche".  Incluso, en su autocompasión, se siente identificado con Ruiz Mateos y la pérdida de su emporio. “Me sentía el rey del mambo y ahora el mambo no tiene nada”.  57 años le caen al Parriba y solo su pequeña parecía acordarse de su día con ilusión y un regalo inocente y poco oportuno. Sus hijos mayores al final estuvieron a su lado aunque no les vio por andar errante.  “Una edad muy mala para los hombres” decía Herminia.

LA REDENCIÓN DE ANTONIO
Miguel trató de animarle y también de decirle unas cuantas verdades, como que no sabe vivir soltero y que él es el responsable de haber perdido todo lo que tiene. Lo sabe, y cada vez le es más difícil ver a Merche todos los días y por ello bebe, fuma, come mal,  se autocastiga..., esta sufriendo una auténtica redención, quizá demasiada. Antonio busca aire, y lo busca en esa azotea,  necesita respirar y curar la "ansiedad" de la canción que le acompañaba.  Se plantea vender el negocio, no quiere estar como ese señor del parque dando de comer a las palomas que también se sentía fracasado con su familia. Miguel vuelve a tener razón en decir que habrá un antes y un después. Ve muy dificil que Merche le pueda perdonar el daño hecho a la familia.  

Da mucha lástima pensar así ya que aún  todo no se ha perdido.  Merche paró los pies a Lucas con una elegancia impoluta. El fotógrafo quiere conquistarla y se sincera con ella, busca una mujer a la que hacer feliz y es lícito que lo intente.  Sin embargo, a pesar de sentirse halagada y atraída, no es capaz, sigue teniendo a su Antonio muy presente; el que cumplieran los años el mismo día le abrumaba. Esto también nos demuestra, y su marido lo sabe, que es perfectamente capaz de rehacer su vida y encontrar a alguien que merezca la pena, otra cosa es que ella no quiera. No sería justo para Lucas tampoco.
Escena

PASTILLAS PARA EL CORAZÓN
Merche no ha dejado de querer a Antonio a pesar del daño.  La pequeña caricia que le profesó cuando le dio la pastilla del corazón sirvió para darnos cuenta de que ahí seguía impoluto ese amor infinito que tanto nos gusta. Ese momento valió oro. Nos hizo tanta ilusión como a Clara el que se le escapara el arrumaco. Sus mimos estaban justificados, le dio un buen susto, fue su héroe cuando corrió los doscientos metros lisos en busca de su bolso.

No fue el único pequeño detalle que nos alivió la morriña. “Para cuando yo no esté. Felicidades” decía el  regalo que Merche le dejaba para su corazón malito. Fue triste para Antonio pero también esto se convirtió en un bonito cruce de miradas entre el matrimonio.

ESCENA
EL MEJOR TÍO DEL MUNDO
Ojalá que lo que tienen los dos se curase con una simple pastillita. A Miguel, desde luego, le ahorrarían tantos quebraderos de cabeza. Qué gran persona, qué gran tío y qué gran hermano, el mejor del mundo. Él sí que fue el héroe del capítulo, ofreciendo su mano a su familia. Supo reunir a sus sobrinos para el cumpleaños de su padre, hablar con ellos en una fantástica escena, sacar a Carlos de su error y también animar a Antonio y aconsejar a Merche. Ya lo dijo hace unos capítulos, ellos, junto con su mujer y sus hijas, son lo que más quiere en el mundo. Es un personaje  generoso a manos llenas y sincero, que admite con humildad el no ser perfecto, “mi vida es un error tras otro”, pero sí un gran sabio, “un hijo no debe juzgar a un padre”. Con lo único que no pudo fue con el cajero automático. Grande De Gaulle, perfecto Juan Echanove.


Si supiera el lío en el que su sobrino mayor se está metiendo…pronto habría intentado alejar a Toni de la dichosa investigación.  Es curioso ver como la vida de todos sigue con sus enredos  ignorando que la de Toni se va enfangando. El entramado crece, la misteriosa Chelo no aparece y las amenazas son directas y Bretón no se anda con chiquitas.  Dávila, su eterno enemigo, le sorprende avisándole de que se aleje. “Eres un rojillo iluso, pero tienes cojones y eso me gusta”.  El próximo capítulo dará mucha luz a todo esto y contará con Alba Flores como la dama misteriosa. Hacía tiempo que no veíamos una trama centrada en Toni, él es uno de los pilares fuertes de la familia, el que siempre cuida de sus hermanos,  el mediador, el reflejo de Merche. Nadie se lo espera.


En cambio, lo que sí que parece cantado es el batacazo que se va a pegar Carlos con los Rosa Chillón. La variabilidad de Marcelo y  el extravagante productor ballenero interpretado por Pablo Carbonell, no ayudan  a pensar lo contrario. Al menos lo están intentando y viviendo todos una de las experiencias más divertidas de sus vidas y eso ya  merece. 

Carlos está hecho todo un emprendedor, lo ha aprendido de sus padres. Cuéntame tiene la gran cualidad de que, tras trece años en antena, siguen sorprendiendo e inventando. Pero hay otra aún más valiosa, y es que con ellos  podemos recordar la infancia de Carlos y tantos otros momentos de la vida de los Alcántara. Eso es todo un regalo, como también el verle madurar, nosotros también estamos redescubriendo a Antonio y tratando de entender qué ha pasado, sigue siendo un personaje muy querido y un buen hombre.  Nos retrotrajimos  viendo la foto  de su padre llevando a su niño a hombros. Siempre han sido muy especiales con ese  tira y afloja que luego siempre se  traduce en una profunda admiración y respeto mutuo. Qué bonito poder verlo y sentirlo y sobre todo qué gran  alivio recuperarlo.  Hacía falta ese perdón.  Lo demás… poco a poco irá viniendo.

CANCIONES


ESCENAS

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