Carlos ha heredado ese alma de gobernador de provincias que también tiene su padre. El pequeño de los Alcántara tiene la capacidad de agradar, solventar los problemas de la gente y estar siempre en un puesto de concordia, mostrándose para ello seductor y pacificador ante el cual todo el mundo cae rendido. Carlos en este capítulo aprende que a veces para ese espíritu, ante un problema como el que se le presenta de la muchacha enamorada embarazada, hay que ir con la verdad y el respeto por delante.
Al final se ve, admitiendo sus errores y con nobleza, consolando a otra chica por un mal de amores esta vez provocado por él. Sin duda, esta temporada las historias del chico son mucho más enriquecedoras, y las pistas que se muestran del futuro Carlos adulto dejan muy buen sabor de boca. Es Alcántara, se equivoca, pero a la vez, un chico estupendo que sabe admitir que se equivoca.
Otro ya lejos de ser maravilloso es el Matamulas, buenísima la actuación del actor. Nos ha hecho reír con sus “cago en diolas” “coyuntas” y “amapolas en el bosque” pero se ha llevado por delante las fantasías e ilusiones de Valentina. Ella y Pili son los personajes de la serie que se sienten más solos y eso provoca que a la mínima esperanza que les llene el corazón pierdan un poco el norte y salgan heridas. Siempre me da la sensación de querer una especie de justicia para ellas que las haga sonreír y cumplir sus ilusiones. Es como una deuda pendiente de la serie, pero está bien mantenerlos así. Mientras tanto nos solidarizamos con ellas, como bien hace Paquita al contarle Valentina su abandono a pesar de tratarse de su propio padre.
Algo que siempre he echado un poco en falta en la serie es el entorno amistoso de Toni. Me he llevado una alegría y gran sorpresa al ver participar en una escena a su antiguo amigo de la mili Mario Beitia (Mikel Losada). Con esta pequeña aportación y la buena interpretación de Pablo Rivero, vemos un Toni que se desahoga y muestra a su amigo, al público en definitiva, que está asustado ante la idea de ser padre. Tener un hijo le más miedo que enfrentarse a un Mihura.
Hablando de miedos, quien nos enseña su verdadero temor es nuestro Antonio ante la desazón de no tener a nadie en quién confiar en su discurso como candidato a diputado por Albacete de la UCD. Y ese temor es que la gente crea que ese traje le queda grande. Sin embargo, quién más ánimos, apoyo y ayuda le brinda es su hermano De Gaulle. Miguel, a pesar del pique y peleas que se trae con su hermano, le apoya incondicionalmente y se siente más que orgulloso de él. Se va a convertir una vez más en su seguidor más incondicional. Está dispuesto a todo (pagar mil duros y obsequiar una tele en color a las monjas) por su hermano Karamazov. Es curioso y fascinante ver como Imanol saca a Alcántara durante el discurso; empieza con nervios y luego se amolda y le sale de carrerilla todo lo que tenía que decir, una escalada en confianza. Demuestra de un modo entrañable que al "Parriba que ahora mira palante" y que "se hizo a sí mismo" le sienta muy bien ese traje.
Al final se ve, admitiendo sus errores y con nobleza, consolando a otra chica por un mal de amores esta vez provocado por él. Sin duda, esta temporada las historias del chico son mucho más enriquecedoras, y las pistas que se muestran del futuro Carlos adulto dejan muy buen sabor de boca. Es Alcántara, se equivoca, pero a la vez, un chico estupendo que sabe admitir que se equivoca.
Otro ya lejos de ser maravilloso es el Matamulas, buenísima la actuación del actor. Nos ha hecho reír con sus “cago en diolas” “coyuntas” y “amapolas en el bosque” pero se ha llevado por delante las fantasías e ilusiones de Valentina. Ella y Pili son los personajes de la serie que se sienten más solos y eso provoca que a la mínima esperanza que les llene el corazón pierdan un poco el norte y salgan heridas. Siempre me da la sensación de querer una especie de justicia para ellas que las haga sonreír y cumplir sus ilusiones. Es como una deuda pendiente de la serie, pero está bien mantenerlos así. Mientras tanto nos solidarizamos con ellas, como bien hace Paquita al contarle Valentina su abandono a pesar de tratarse de su propio padre.
Algo que siempre he echado un poco en falta en la serie es el entorno amistoso de Toni. Me he llevado una alegría y gran sorpresa al ver participar en una escena a su antiguo amigo de la mili Mario Beitia (Mikel Losada). Con esta pequeña aportación y la buena interpretación de Pablo Rivero, vemos un Toni que se desahoga y muestra a su amigo, al público en definitiva, que está asustado ante la idea de ser padre. Tener un hijo le más miedo que enfrentarse a un Mihura.
Hablando de miedos, quien nos enseña su verdadero temor es nuestro Antonio ante la desazón de no tener a nadie en quién confiar en su discurso como candidato a diputado por Albacete de la UCD. Y ese temor es que la gente crea que ese traje le queda grande. Sin embargo, quién más ánimos, apoyo y ayuda le brinda es su hermano De Gaulle. Miguel, a pesar del pique y peleas que se trae con su hermano, le apoya incondicionalmente y se siente más que orgulloso de él. Se va a convertir una vez más en su seguidor más incondicional. Está dispuesto a todo (pagar mil duros y obsequiar una tele en color a las monjas) por su hermano Karamazov. Es curioso y fascinante ver como Imanol saca a Alcántara durante el discurso; empieza con nervios y luego se amolda y le sale de carrerilla todo lo que tenía que decir, una escalada en confianza. Demuestra de un modo entrañable que al "Parriba que ahora mira palante" y que "se hizo a sí mismo" le sienta muy bien ese traje.
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