28 de diciembre de 2009

CAP 197 LA ÚLTIMA CENA . LA FIERECILLA DOMADA. PARTE I

 PARTE 1:
Cuéntame
despide su onceava temporada con un capítulo coral, muy divertido, incluso para describir, y con pequeñas joyas que lo justifica todo. Debe de ser dificultoso rodar escenas en las que participen todos los actores, cada uno aportando su toque carácterístico, su frase. La verdad es que dominan muy bien este tipo de escenas y resultan muy cómicas y costumbristas, con el drama haciéndose un hueco muy oportuno entre tanto detalle. Ha habido como unas cuatro: la cena de Noche Buena, la comida de Navidad, la misa y la despedida del barrio. Y entre medias momentos particulares dignas de mención.

En la primera de esas escenas, la más genial, “ la última cena” de Navidad en la casa vieja se convierte en el Camarote de los Hermanos Marx. Merche se agobia porque cada vez los invitados que iban a cenar aumentaban, Herminia no paraba de quejarse por todo, la mudanza se atrasaba y toda la casa estaba patas arriba. La Milano hace un grandísimo esfuerzo para que todo el mundo disfrute, a pesar del jaleo y del enorme y quemado besugo. Lo bueno es que Antonio se lo valora y agradece en una preciosa escena de complicidad entre la pareja.

Sin embargo, la cena se enredaba más conforme iba pasando la noche: Françoise se trae a Bisonte inesperadamente y Miguel realiza un motín en la cocina para evitar arrancarle la cabeza. Paquita no se queda corta y se atrinchera con su marido al no poder soportar el descaro de Marie Chantal, (Anne Marie Rossier). La ex de Miguel  viene de visita con planes de quedarse con el piso de los Alcántara. Miguel, acongojado por semejante noticia, llega a amenazar a Antonio con no dirigirle la palabra si lo consiente. Herminia, a su vez, se une a la huelga en la cocina después de una fuerte discusión delante de todos por el besugo accidentado con su hija  alegando sentirse ignorada todo este tiempo con la mudanza. Y finalmente, el colmo de todos los colmos lo protagonizan Antonio y Toni. El primero pilla al segundo besándose con Susana, la compañera del bufete a la salida de este. Antonio, pensando en Juana embarazada, recrimina a su hijo y tienen una fuerte discusión de “respeta mi vida y no te metas” que termina a gritos y con portazo. Casi nada.

Cabe decir que no todo el mundo lo pasa tan mal esa noche: Valentina repartía besos a quien se ponía por delante; el Matamulas extrañamente era todo un santito; Carlos soñaba con irse con Karina; la pequeña María disfrutaba con las canciones de Enrique y Ana en la tele y don Froilán le iba dando al vino con toda su “buena fé”. Una locura que resuelven muy bien y que termina con la Misa del Gallo.
En la parroquia, el párroco da el espectáculo. Chispado completamente, confunde palabras, dice frases sin sentido y se le olvida el sermón que el pequeño monaguillo le recuerda. Todos los allí presentes aguantan la risa como pueden y otros siguen con sus líos en mente: Antonio piensa en Toni, Merche no soporta tener a su madre enfadada con ella y Paquita, intranquila por los celos, se va a buscar a su marido.
Miguel tuvo una de las mejores conversaciones del capítulo con su ex de la France. Los dos se ponen a mirar fotos de cuando eran jóvenes, notándose el cariño y respeto que se tienen por haber sido felices pero que también perdieron, haciéndose mucho daño. Ambos actores están estupendos porque ni Marie Chantal es tan mala, ni Miguel la olvida. Son un ejemplo de cuantas vueltas puede dar la vida y las oportunidades que se pierden y se encuentran.



Después de la peculiar misa, todos vuelven a casa y confunden a Carlos con un ladrón mientras intentaba pasar de la terraza de Karina a la suya. El chico resbala y se cae rompiendose un brazo. Antonio le ríe la gansada en otra bonita escena con Merche. En ella, Antonio cuenta que de jóvenes tuvieron que hacer mil tonterías para quedarse a solas a pesar (y muy a pesar de Antonio), de que lo suyo fuese un matrimonio de noche de bodas. Es bonito verles  recordar cosas de su Sagrillas, conoces así más su historia, y también es un deleite que Antonio saque al piropeador torero que ruboriza y seduce a su mujer “a lo loco como en la Fierecilla Domada” diciéndole “Lo primero que le dije a mi madre es dónde está mi Milano”.

5 comentarios:

  1. He disfrutado muchísimo el episodio y ha pasado ya a ser uno de mis favoritos de 'Cuéntame'. Me encantan las escenas corales porque resultan por lo general muy dinámicas. Creo que los actores se contagian la energía unos a otros y se origina una sinergia muy especial. La dirección de actores (un aplauso para Alicia Hermida) y el manejo de las escenas corales, como apuntas, están particularmente logradas en la serie. 'Cuéntame' es asimismo maestra en las escenas costumbristas, como muy bien has ido señalando a lo largo de todas tus crónicas.

    De esta primera parte que comentas, me quedo con las desavenencias madre-hija, tan bien interpretadas por María Galiana y Ana Duato (desavenencias por lo común de lo más creíbles, sobre todo en esas fechas y ante tal cúmulo de circunstancias); la magnífica actuación de Antonio Canal (padre Froilán) durante la misa del Gallo (ha sabido darle el punto justo a su 'achispamiento' sin pasarse de la raya) y, muy especialmente, a la discusión padre-hijo en el dormitorio del matrimonio.

    Imanol Arias domina como nadie esas escenas: todo en sus gestos, su voz, su mirada, transmite la gama de sentimientos y de sensaciones por los que está atravesando su personaje. Lo mismo en los momentos tiernos que en los tensos. El que nos ocupa es más que tenso. Padre e hijo se dirigen la palabra 'a calzón quitado'. Hay que decir que a Imanol le da maravillosamente la réplica Pablo Rivero. ¡Cómo ha evolucionado este chico a lo largo de la serie! No hay una sola escena que no me crea cada vez que él está en ella. La que estoy comentando podría servir de ejemplo de lo que apuntaba más arriba respecto a esa corriente que se establece entre los actores. Tanto Pablo como Imanol están en un mismo tono, acusador o a la defensiva (los papeles se van invirtiendo conforme avanza la discusión), hiriente las más de las veces porque proceden con el corazón y con las tripas, nunca con la cabeza.
    Sólo cuando la tienen algo más fría (o el corazón más caliente después de una suculenta y pacífica comida de Navidad en familia, donde suponemos que ha reinado el buen humor y el alcohol ha corrido alegremente; no hay más que verlos a la salida del bistrot), son capaces de mirarse como padre e hijo y de templar sus palabras, de reconocer sus errores y de quererse. Una vez más, me quito el sombrero ante las actuaciones de Imanol y de Pablo.

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  2. Como muy bien dices, el capítulo alterna momentos cómicos con otros dramáticos. Por regla general, 'Cuéntame' suele medir bien sendas dosis.

    Me hizo mucha gracia la misa del Gallo. Amén de las interpretaciones a que me refería en el anterior mensaje, se pone una vez más de manifiesto lo bien construidos y lo ingeniosos que son los diálogos de la serie. Todos los asistentes a la iglesia se aguantan la risa y se quedan perplejos frente a los desvaríos del padre Froilán. Antonio comenta que, en más de una ocasión, "se le ha ido el santo al cielo" (brillante juego de palabras) y Herminia suelta, a raíz de la brevedad del oficio, que "se ha comido media misa" a lo que Pili replica: "¡y bebido la otra media!".

    Las frases en 'Cuéntame' nunca son banales; los diálogos y réplicas resultan a menudo muy sabrosos. Y los actores las dicen tan bien...

    Por cierto, que me encantó volver a ver a Enrique y Ana. Me recuerdan a mi infancia. Y, a nivel dramático, sirven para contrarrestar la tensión que están viviendo Antonio y Toni en la habitación contigua.

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  3. Por cierto, anoche me olvidé de comentar ese otro apodo que sumar a la larguísima lista de motes que pone Antonio a parientes, amigos, vecinos y compañeros de trabajo: su suegra pasó a ser "la duquesa de Sagrillas".

    Me encantó.

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  4. jeje, qué grande es Pili, siempre con la puntilla perfecta, cómo me gusta que aparezca en escenas así aunque sea un poquito.

    He vuelto a reever la discusión de Antonio y Toni. Pablo Rivero a pesar de no ser un actor tipo de gran físico, más duro o revelde. Tiene una naturalidad apabullante y mucha versatilidad, si le ves en otros trabajos lo demuestra con creces. Pero en Cuéntame ha crecido, mucho, muchísimo. Ha ganado en seguridad, tanto a la hora de hablar, como de moverse, como de enfrentarse a escenas totemicas con Imanol. Hasta el punto de estar totalmente a la altura, incluso que podamos decir que Imanol le da excelente replica al chico.

    La discusión está muy bien planteada. Antonio acusa y no deja explicarse a su hijo, quién opta por hacerle frente sin perder los papeles. Luego a la hora de hacer las paces, creo que está bien planteado el que Antonio se disculpe.

    Esta discusión intergeneracional, o el encontronazo entre padres e hijos cuando estos últimos tienen su vida y deben hacerse responsables de ellas, se da muchas veces en las familias. Normalmente se espera que el hijo responda de alguna manera, cuando también es importante que el padre sepa reconocer sus excesos. Y eso hace Antonio, le pide perdón por ofenderle, a pesar de actuar de buena fé. Es la mejor forma de ganarse el respeto del hijo y de ser justos. Toni eso lo valora mucho en su padre. Y a nosotros que lo vemos desde aquí, nos da una dimensión más rica de su relación, la hace más real.

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  5. Bueno, un día te pondré la lista de motes que tengo hecha desde hace unos años de Antonio en la que están todos incluidos jeje,

    Me divierte muchísimo que lo haga porque es como muy del caracter y forma de hablar de Antonio y muchos son cosecha del propio Imanol. Añadiré de este capítulo ese de la Duquesa de Sagrillas y el Primogénito de Toni.
    besos

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