CAP223 ESTANDARTES Y BANDERAS
"Ay, señor, señor", cuantísima tarea ha tenido Herminia en
este capítulo y qué sembrada ha estado María Galiana. Me resulta muy
interesante ver cómo un personaje anciano despierta tanta simpatía. Se la
quiere. Los internautas se reían mucho la otra noche con los comentarios y
puntadas de la abuela Alcántara. Es entrañable, la actriz y el guión hilan muy fino y saben
meter la frase y la ironía en su justa medida para contarnos lo mucho que trabaja: la Lotería, la niña, la casa, de “
teleoperadora” y para colmo cocinera de banderas. Pero Herminia, es mucha
Herminia y aunque se nos queje, sabemos
que le encanta sentirse útil.
A todo no podía estar, incluso ironiza con que mejor
que no les tocase el gordo. Al final
como resultado se le quema la bandera y no consigue vigilar del todo a
Carlos, a pesar de su insistencia en
dejar la puerta del cuarto abierta. De poco sirvió el gran Amén que dijo cuando
terminó sus rezos. Al otro lado de la pared, Carlos tentaba a la suerte y se
acostaba con Arantxa. Pero Herminia, que de tonta no tiene un pelo, acaba
descubriendo lo ocurrido y vuelve a actuar como la abuela complice que nos gana
a todos. Regaña cariñosamente a su nieto pequeño asumiendo la gamberrada propia
de la edad. Ella también ha sido joven.
Este no fue el único momento a destacar de Herminia. Quizás no tenga una trama tan continua como el resto de personajes, pero sí sus anécdotas completan y equilibran las demás. En este capítulo nos arrancaba una sonrisa cuando piropeaba inocentemente a los Reyes visitando Guinea, “tan altos y rubios” decía “… no sé por qué nos fuimos de allí”. Los años se notan, pero para aliviarla ahí está su nieta María que le dice con rotundidad : “ Abuela, no eres mayor”. Nada de residencias, sólo en broma, como le dice Antonio.
Este no fue el único momento a destacar de Herminia. Quizás no tenga una trama tan continua como el resto de personajes, pero sí sus anécdotas completan y equilibran las demás. En este capítulo nos arrancaba una sonrisa cuando piropeaba inocentemente a los Reyes visitando Guinea, “tan altos y rubios” decía “… no sé por qué nos fuimos de allí”. Los años se notan, pero para aliviarla ahí está su nieta María que le dice con rotundidad : “ Abuela, no eres mayor”. Nada de residencias, sólo en broma, como le dice Antonio.
No me imagino Cuéntame sin ella, no puedo. Disfruto mucho con este
personaje, admiro su disposición frente a todo, su alegría, su genio, el amor
por los suyos y el arte para usar la experiencia o sabiduría que le han dado
los años. Unos años vertiginosos a los
que ha tenido que adaptarse como buenamente ha podido. Ha vivido la guerra, la
postguerra, la dictadura, la transición y la democracia. Sin embargo, es una mujer sencilla. Solo
sueña con ver a uno de sus nietos casado como Dios manda, “déjame soñar” le
decía a su hija. Qué gran respeto me merece esa generación.
Y de tal palo, tal astilla. Con tal ejemplo, cómo Merche no iba a resultar una mujer de bandera (nunca mejor dicho). La Milano ofrece su ayuda a Beatriz a pesar de haberle jugado una mala pasada con las notas difamatorias. Se compadece de ella porque su marido le arrebata a los hijos por su infidelidad. Eso le ofende como madre, sin buscarlo, vuelve a defender los derechos de la mujer, que en aquella época tenían todas las de perder.
El papel de Merche en la recuperación de Inés fue clave.
Hace poco volví a ver el capítulo del Desencanto, 210, en el que descubre el
problema con la droga y toma las riendas de todo. Aún se me ponen los pelos de
punta con la ferocidad con la que quería
proteger a su hija. Esto Inés lo sabe y por eso entiende que Javi, su
alumno, necesita su ayuda ( muy bien Sergio Molina). Ese chico está solo, no
tiene una madre tan fuerte como la suya, sino todo lo contrario.
Pero hay algo más aparte de querer ayudar a este chico y de devolver todo el apoyo que recibió por parte de su madre, su familia o el
padre Pascual. Inés está intentando recomponer su vida e intenta buscarle
sentido dentro de esa solidaridad que siempre le ha caracterizado y que choca
mucho al doctor. Es una Inés más dura, más rodada, con una carga de dolor
encima muy importante, pero que también posee una grandísima sensibilidad que le hace empatizar con esos
chavales.
Las chicas Alcántara, de una manera u otra, muy distinta, demuestran tener coraje y ser inteligentes,
hasta la pequeña María da un buen consejo empresarial a su padre. A Antonio le brillaban los ojos viendo las
banderas guineanas, no piensa en otra cosa. De hecho intenta vender la idea a Galerías Preciados vislumbrando su
poco futuro al verse rechazado por el director comercial. Todos los comienzos son difíciles, convencer
a los representantes de la Junta andaluza de que estaban afianzados en la
industria de los estandartes fue misión imposible y parecía, más bien, una
película de timadores a punto de dar un gran golpe. “El camarote de los
hermanos Marx” como afirmaba Herminia.
Y por fin llegan los
80, esta temporada nos ahorramos la navidad y damos un salto. Es otro nuevo
punto de inflexión después de la vuelta a San Genaro. Dejan muchas tramas
abiertas, hay ganas de saber qué les va a ocurrir: a Merche con la
inmobiliaria, a Carlos con el bar y sus estudios, a Inés con su alumno, a Miguel con Paquita y a Antonio con las
banderas. El futuro ya lo tienen aquí,
como decía la canción de Radio Futura, "Enamorado de la moda juvenil". El bonito collage de imágenes final nos dijo
que este viene bien cargado.
CANCIONES DEL CAPÍTULO
-Dance away- Roxy (principio)-Defender Andalucía - Enrique Morente
-Enamorado de la moda juvenil -Radio Futura (final)
RICARDO GÓMEZ "Contando mi Cuéntame" en Punto de Encuentro Complutense
¿Estudias o trabajas?
Esta semana Ricardo, nos relata cómo se las apaña para estudiar y trabajar, algo que siempre se le pregunta. Lo hace muy bien, con esfuerzo y positivismo. Es una suerte que sea un chico responsable, que saca todo adelante, que le apoyen para hacerlo y sobre todo que valore la importancia de seguir estudiando. Me cae muy bien este chico ;)
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