10 de septiembre de 2009

ESPECIAL "TODA UNA VIDA."... Y PARECE MENTIRA


“Ay Dios mío, cómo han cambiado las cosas” nos contaba una de las ancianas entrevistadas para el especial documental que se emitió el jueves pasado. Mirar atrás de la mano de los padres y los abuelos puede ser un viaje muy emotivo y a la vez demoledor. Una de las cosas que más me impactan de Cuéntame es comprobar lo diferente que eran antes las cosas, en menos de 50 años a España no la reconoce “ni la madre que la parió”.


En el documental nos hablan del hambre que pasaron muchas familias en los tiempos de postguerra, del negocio del estraperlo, de las dificultades para la mujer tanto para dar a luz como para abortar libremente, de los miles de españoles que tuvieron que irse de España para trabajar, de las malisimas condiciones de higiene y de la represión que les impedía desarrollar un noviazgo de una manera más natural.

Esta es la realidad amarga a la que me refiero y la que te hace reflexionar sobre de dónde venimos, de la suerte que tenemos y también de lo que estamos perdiendo. Porque sí, perdemos a pesar de esa represión, hay valores que van en decaimiento. Cada vez es más difícil lograr que la familia se reuna a comer, el trato personal disminuye; también que los niños desarrollen su imaginación y salgan más a la calle a ponerse perdidos. Estamos perdiendo el valorar cosas terrenales o sencillas como un buen programa de radio un buen alimento, una buena charla...o aunque suene ingenuo, la inocencia sana para algunas cosas podría ser beneficiosa, no para todas.
Conmovían los testimonios sobre el exilio de los jubilados. Como el de aquella señora que se emocionaba recordando a su hermano irse a Francia y llorar desconsoladamente porque dejaba a su familia aquí. El esfuerzo y el sacrificio que tuvieron que hacer nuestros abuelos y padres fue brutal, forman parte de una generación de padres muy especial, diferente en cierto modo a la de ahora.

Mi abuela, que se me fue este año, siempre me contaba aquellos tiempos con esa manera que sólo tienen las personas mayores de contarte las cosas, con esa especie de nostalgia dulzona y detallista, a pesar hacer hincapié en las calamidades y sufrimientos, ella se quedó huerfana muy jóven. Recuerdan sabores, olores, canciones…cierran los ojos cuando el recuerdo es doloroso o a veces no se cuenta para no volver la vista atrás al sufrimiento. Sin embargo, también cabía el buen humor y no sólo por los piropos imaginativos ("te voy a dar un beso más apretao que el tapón de la gaseosa") sino también por lo absurdo de la represión misma. Y es que a pesar de todo a nadie se le puede negar intentar el ser feliz, a pesar de…se podía.

El tema sexual es uno de los más divertidos que se tocan, pero a la vez te crea cierto vértigo pensar que fuesen así las cosas de verdad. “Las mayores tonterías se cometían en temas de cama por esa falta información”. Hubo una frase de uno que decía que podía "más el miedo a las represalias que el disfrutar cualquier manifestación del cuerpo". Noviazgos eternos, embarazos no deseados, vergüenza, disparates…Y todo hace un especial hincapié en las mujeres. Los argumentos represivos, beatos y machistas de la Sección Femenina parecían una broma macabra. Yo me pregunto ¿en serio existía esa tomadura de pelo? oh sí y como decía una señora “dios me libre”.

Todos los temas del documental tocan el alma a estos ancianos, pero había uno que me trajo de inmediato el recuerdo de mi abuela, la educación. Recuerdo verla escribir su nombre apenas con una letra temblorosa pero ella estaba orgullosa de haber tenido la suerte de aprender a leer y escribir cuando era pequeña. No todo el mundo podía o quería o bien te tenías que ir de la escuela pronto para ayudar en casa. Algunos viejecillos hablaban de vergüenza y de pena por no saber escribir. Se entiende que la primera pregunta indispensable siempre de los abuelos a los nietos es "¿qué tal van los estudios?". Había un señor del que admiré su inquietud por aprender a escribir preguntando a sus compañeros de la mili. Es tan importante la cultura...qué rabia da cuando te la quitan o se la echa en falta.

Hace nada Imanol Arias decía que Cuéntame debería darse en los colegios. Es algo que siempre he pensado. A estos abuelitos y con la nostalgia de la mía, daban ganas de achucharlos y hablar con ellos más tiempo. Esa generación es la de Oro y la que te hace poner los pies sobre la tierra. El tiempo pasa y se nos olvida…Bravo a Cuéntame por refrescar nuestra memoria histórica con tanto respeto y cariño.

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