20 de abril de 2014

CAP 266: LA NOCHEBUENA DE HERMINIA


¡Qué yo ya no soy tu suegra!, qué  genial sinceridad y qué bendito colocón se nos marcó Herminia. Me quito el sombrero por cómo este personaje consigue cautivarnos y arrancarnos una carcajada magnífica. Fue una alegría compartir su delirio y su buen humor. Tal vez  esta felicidad  fue forzada por aquellas galletas “María” pero  ¡qué más da!, fue la reina de la noche tronchándose con el discurso del Rey, “¡mira Franco!”, haciendo reír a sus nietos, “¡ay mi Carlitos!",  preocupando a su hija, “saca la bota Mercedes que me voy a emborrachar”, o pintando los colores a su querido yerno, “¡menudo sin vergüenza estás hecho!, ¡si parece que nunca has roto un plato!”. Todos pensaban que desvariaba cuando decía escuchar a la cabra. 

María Galiana nos metió a todos en su bolsillo con maestría, es una magnífica costurera, que sabe con naturalidad  hilar  la comedia y el drama y dar agudas puntadas. "Eso, eso, que te tienen mucho que perdonar".  Fantástica.  Nos hizo bien este contrapunto delirante para digerir lo que quizás haya sido la Nochebuena más surrealista, amarga y más forzada de los Alcántara. Herminia, en definitiva,  pulió con mucho arte un capítulo incómodo en todos los sentidos. La familia se echa mucho de menos pero parece que no hay  arreglo a la vista y en plena Noche de Paz se armó la marimorena.




LA ULTIMA CENA
Herminia se mereció un poco de felicidad, todo el capítulo anduvo preocupada por reunirlos a todos para Nochebuena. “Tener rencor  es como tomar veneno  para que se muera otro”, le decía con sabiduria  a Merche, y es verdad. Al final la Milano hizo de tripas corazón e invitó a Antonio. Gracias a ello pudimos disfrutar de una grandísima secuencia de nuestros actores durante la cena. A cámara lenta, sin voz  y con un rompompon solemne de fondo (Tamborilero-Alabama). Vimos unos fantásticos primeros planos de todos los miembros de la familia que disfrutaron del festín, brindaron, compartieron risas pero también era muy evidente que flotaba en el ambiente mucha incomodidad,  resquemor y algún que otro secreto.  Se notaba en sus gestos el esfuerzo por estar juntos. En definitiva, vimos que ya nada es lo mismo.

“En esta casa ya no hay normalidad”, dijo Merche momentos antes y tuvo razón.  El capítulo se fue cargando hasta explotar en una traca final que protagonizó Carlos, harto ya de fingir y muy herido por la decepción sufrida con su padre y el daño hecho a su madre, a la cual deja sin palabras cuando confiesa haberle visto cometer la infidelidad. “No me esperaba que fueras tan miserable”, le espetó a su padre mientras rechazaba frontalmente su regalo. (Escena).Unas durísimas palabras que enfurecen a Antonio y que terminan con un golpe de este en la mesa y la aparición surrealista y oportuna de Herminia con la dichosa cabra. Qué gran cuadro dramático nos pintaron. Cómo duele verles así.

UN EXTRAÑO QUE SE RINDE
Merche no pudo más y le pidió que se fuera. Y así, solo y cabizbajo, Antonio  abandonó la cena, con el absurdo de la cabra y la sensación de que su familia está rota por su culpa.  Se sintió  un extraño y un odiado en su propia casa. Al principio  no sabía ni donde sentarse, ni cómo besar a Merche, ni qué decir.  Ya el aviso lo tuvo cuando esta aún enfurecida se deshizo de su mobiliario más íntimo y que más les unía, el  dormitorio,  el cual nos ha dado las mejores conversaciones de pareja. Lo que está claro es que se echan de menos y por orgullo y más de un error, no pueden estar juntos. Por eso  es normal que nos de rabia  y entristezca el verles así… nos sentimos un poco como se sienten sus hijos o la propia Clara, que lamenta ver así a sus amigos. Es verdad cuando se dice que lo peor del amor son los despojos, las habitaciones ventiladas, los punto y final.  Antonio ve desmoronarse su intimidad con Merche en ese camión de mudanza del que solo es capaz de  salvar el galán para colgar sus trajes.

Esta cena, como dijo Miguel, iba a corroborar sí las situación tenía un atisbo de arreglarse, pero no fue así.  A pesar del resentimiento, la voz en off confiesa que le dio una pena terrible haber tratado así a su padre. “No le reconozco”, se  decía Carlos. La verdad es que cuesta hacerlo, sobre todo por ver que Antonio se haya rendido. “Lo peor que puedes hacer es tirar la toalla”, le aconseja el siempre oportuno don Froilán. Sabíamos a donde se dirigía tras irse de casa con la cabra, seguramente directo a los brazos comprensivos de Paz. Tras la negativa rotunda  de  Merche a volver juntos en el capítulo anterior, decide dar una oportunidad a su romance con la periodista que le encandila y engancha.
Antonio- Imanol Arias
ESCENA
LA DUCHA DE LOS AMANTES
“Quiero ducharme otra vez “. Qué buena y sensual  fue  esa breve escena  de los amantes en el baño.  La iniciativa de Paz le sorprende, descoloca y le tiene ardiente durante todo el capítulo. Y hay que añadir, para más inri,  lo atractivo sale Antonio, Imanol Arias. Es difícil verle con otra mujer compartiendo y disfrutando del sexo tan abiertamente. Es otro gran choque para el telespectador, algo nuevo.  Pero para él también lo es y confiesa sentirse abrumado por todo lo que le está pasando. Antonio ahora mismo es una montaña rusa, por un lado le desborda la pasión que está viviendo con ella, es un hombre que no sabe estar solo.  Pero, en otro extremo, también admite que esto le descoloca y que se siente muy mal  ya que sigue echando  mucho de menos a Merche. Quiere volver con ella  pero la da por perdida y por ello se agarra al disfrute y al entendimiento que le ofrece su amante. Es decir, se rinde.

Paz le gusta, la desea y ella le sorprende y le entiende por ahora.  Quererla…, eso son ya palabras mayores,  lo que sí es que ve un posible futuro con ella, una buena compañera.  Para ambos no va a ser sencillo, y quizás ella va a salir escaldada y sino al tiempo.  Por lo pronto, ya se ha quedado sola cenando. Está sinceramente enamorada y entregada a Antonio y entiende que este tenga que priorizar a su familia, pero no va a ser la primera vez que tendrá que ceder ya que Merche sigue siendo mucha Merche. No va a ser sencillo para ninguno. Esto, francamente, es muy de verdad, el no entender en qué jardines nos metemos a veces y a pesar de todo y por impulso meternos de cabeza y sin frenos, perdiendo mucho en el camino. 

ECHÁNDOSE DE MENOS
Desde luego la familia Alcántara no pasa por su mejor momento y no sólo por Merche y Antonio. Este capítulo al ser navideño ha acentuado el sentimiento de pérdida y de nostalgia familiar. Tanto Miguel , como Toni, como Inés, echan muchísimo de menos a sus hijos. Precioso Pablo Rivero llamando a su pequeño y Juan Echanove escuchando a sus niñas. Nos han dejado claro que los tiempos cambian, que las familias pueden tambalearse, que lo nuevo a veces se impone a lo tradicional, llega Papá Noel para comerse a  los Reyes Magos, llaman "bol" a las fuentes hondas…todo parece que cambia. Sin embargo, tiene razón Josete  al preguntarse: “¿Cambia la Navidad o  somos nosotros?”. Qué gran consejo de amigo le da a Carlos para que perdone a su padre ya que, al menos,  él lo tiene a su lado. A pesar de todo siguen siendo una familia que se quiere, sólo que tienen que rehacerse.  Menos mal que en todo este jaleo  tenemos a Herminia, que nos puso un poco de locura a su cordura. Nos hacía falta su maravillosa sonrisa y alegría de vivir, la cual no fue fruto de la plantita., fue más bien gracias a una María que adoramos, la Galiana. 

REPORTAJE


ESCENAS

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