2 de febrero de 2015

CAP 276. ANTONIO Y MERCHE, TARDE DE PERROS, UN CARIÑO Y LA ANICETA


Es caprichoso el azar, Merche y Antonio hacen cola en el banco cuando de pronto les atracan, aunque si lo piensas no era tan raro, en esos años había de media de unos 10 atracos diarios, algunos muy chapuceros como el que organiza el Chino, interpretado por un gran Carlos Bardem.  En esa situación tan caótica el matrimonio consigue unirse más y hablar con sinceridad. No pudieron la noche anterior hacer el amor, a pesar de que Merche lo intentó. Aún no se siente preparada. Antonio le dejó claro que lo que le importa es ella y que sabrá esperar. “ Yo no me quiero ir de este mundo sin decirte que te quiero con toda mi alma”. Fueron muy generosos  y muy elegantes Imanol y Ana en mostrarnos este lado tan íntimo del matrimonio. Y mientras, Herminia, buscándoles remedio.
 ESCENA: "Te quiero"

ESCENA
CUÉNTAME CÓMO PASÓ CAPÍTULO 276 "El último minuto de nuestra vida"
Fue bonito verles de nuevo hacer equipo y encontrar la risa donde era difícil, “después de mucho tiempo me has llamado cariño, aquí, en el retrete de un banco, en medio de un atraco, enjaulaos como si fueramos dos osos del Retiro y con el dinero de los atracadores en el alfeizar” (ESCENA) , Merche no podía evitar sonreír. Se sentía mal por no haber podido satisfacer a su marido, agobiada, por considerar el cumplir con el sexo una obligación, y con miedo de,  al no hacerlo, perderle de nuevo. Todo un cúmulo de  inseguridades que Antonio intenta calmar siendo comprensivo y paciente, él no quiere que ella no disfrute:“esto es cosa de los dos”. Esta dispuesto a todo por ella, incluso a ponerse en peligro, “a mí mujer no”, le decía al ladrón.

UN PICO Y DEPRISA, DEPRISA
Poco caso le hizo el quinqui, esos ratos de risa se intercalaban con espera y mucha tensión.  El atracador lo tenía todo fuera de control y era puro nervio. Se notaba que se le había ido de las manos y que, aunque parecía que no quería hacer daño a nadie,  su torpeza podía dar lugar a  un desastre. De hecho lo hizo con el director del banco al que le rebotó la bala. “Si te mueres, te mato”, muy lógico.  La rutina de estos robos se vió muy bien en el inspector a cargo, interpretado por Manuel Manquiña, que cansado ya de tanto atraco, lo único que quería era irse a la boda de su hija y dejarse de helicópteros y tonterías.

La intervención de la policía finalmente llegó y lo hizo bajo la banda sonora de Loquillo "Algún día moriremos", genial la dirección de Óscar Aibar (quien además  comparte una gran foto del rodaje-abajo-). Humo, caos, gritos y un disparo que termina con un joven que tenía mucho por vivir.  La pareja que interpreta Junio Valverde y Sonia Méndez. , dejó un sabor agridulce a Antonio y a Merche, que veían a su hija Inés en ellos reflejada por culpa de la droga que tenía al chaval con síndrome de abstinencia. “Necesito un pico”, repetía.  Antonio hizo un guiño a las películas de cine quinqui de los ochenta diciéndoles “ahora la juventud vais “deprisa, deprisa”.  Un fatal desenlace y una chica que se queda sola, esperando un hijo sin saber si se recuperará.  Todo el capítulo en sí, fue un homenaje a este género, a estos personajes idos de madre.

La maldita droga,  cada vez está más presente en el barrio, en su día a día. Los vecinos lo comentan (atención al nuevo tabernero Eladio) y se les rompe el alma al ver a chavales tan jóvenes mendigar para su dosis. Era así, los que vivíamos en barrios como el de los Alcántara en esos años, veíamos las jeringuillas por el suelo y tenías esa sensación de pena y preocupación porque había robos. No era nada agradable.  Y lo peor era ver a familias destrozadas. Vamos a ver en qué se desarrolla todo.


HERMINIA, YO NO DIGO NADA
El capítulo empezó y terminó casi de la misma manera, Antonio y Merche en el sofá viendo a Herminia dar cabezadas viendo la tele. La pobre no se enteró de nada, pero eso sí, se fue más tranquila a la cama viéndoles dándose achuchones. Este tipo de escenas tan costumbristas, rulos y bata incluidos, son una gozada porque además María Galiana está  especialmente sembrada. Este año está dando a Herminia un toque todavía un poco más cómico y le está dando más años, dejando entrever esas manías que tienen las personas mayores y  también esos consejos de antaño sin tapujos que le suelta a Merche. "Si yo no digo nada, ver oir y callar". Antonio se lamentaba al enfadarse con ella, “ella oye lo que quiere”.  Es bonito ver cómo se implica en la familia.

No es la primera vez que Herminia intenta dar algún consejo de alcoba a su hija en cuanto a complacer al marido, para ella Merche tiene que cumplir para que Antonio esté contento y no se marche.  Intenta animarla y ponerle remedio  recomendando a una del pueblo, “experta” en esos campos, “La Aniceta”. Es esa mentalidad machista de esa generación, que ha vivido mucho y que por ello y más a su edad, tiene pocos pelos en la lengua en dar esas puntadas sin hilo. "Yo punto en boca”, por decir se lo dijo hasta a don Froilán. Es entrañable porque está feliz de verles juntos y quiere que no vuelva a ocurrir el que se separen.  Hay que cuidarla, es nuestra joya,  hicieron bien en no decirle nada del susto.

LA CENICIENTA
Paquita y Miguel, en cambio, no avanzan y se cierran puertas. Este está loco de deseo por ella, pero no consigue convencerla para volver a vivir juntos.  Paca parece que está cansada, sabe que le vuelve loco y se nota que le tiene cariño, pero quiere de verdad experimentar el estar divorciada, Miguel también le ha hecho mucho daño. A ver qué ocurre porque Pepe, poco a poco le va dejando huella,  “¿tengo pies de cenicienta?”. Ay el Pepe… muy bien el traer a Sergio Pazos.

by Oscar Aibar
Nos faltó ver a los jóvenes y se les echó de menos, pero entiendo el planteamiento y estructura del capítulo, era para los mayores, para Herminia y para una anécdota de barrio muy común como eran los atracos y la droga. Todo protagonizado por una historia joven de amor, un cajero caradura, un inspector harto, un herido y un quinqui torpe.  Antonio y Merche vivieron una auténtica “Tarde de Perros”  con un atracador más inexperto que  aquel Al Pacino de la película. Pero sobre todo, insisto, nos acercamos mucho a la intimidad de los Alcántara, que dan un paso más en firme y que se dicen que se quieren con toda su alma en el que podía haber sido el último minuto de su vida. Cómo nos gusta verles juntos, son un disfrute, son mejores.




MUSICA
Loquillo, algún día moriremos
Camarón. "Volando voy"

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